Los jóvenes estudiantes que presentan problemas visuales tienen como reto personal el enfrentarse a un aula que, en muchas ocasiones, puede no estar preparada para ayudarle con su problema al no seguir unas pautas para adaptar el aula escolar ante un problema visual.
La gran mayoría de problemas visuales, ya sean debidos a una disfunción (estrabismo u ojo vago), problemas de eficacia (movimientos oculares, enfoque o convergencia), o debidos a cómo el niño o niña realiza el procesamiento la información visual que recibe del exterior, pasan desapercibidos hasta que los resultados académicos se resienten y los padres empiezan con la ardua tarea de buscar el núcleo del problema.
Sin embargo, si el problema visual ha sido detectado y el alumno se encuentra aún en tratamiento de dicha alteración visual, existen ciertas estrategias y ayudas que puede recibir desde el aula escolar para que su rendimiento no se vea afectado y su aprendizaje continúe, mientras los profesionales de la visión realizan la terapia visual para solucionar su condición.
Ubicación del alumno en el aula
En cuanto a dónde debe colocarse en el aula un niño que presenta un problema visual, siempre se debería tener en cuenta, posibles problemas de localización espacial, y que cuanta más distancia exista entre ellos y el foco de atención, más difícil le será seguir el hilo de la clase.
Sin embargo, esto no quiere decir que tengamos que sentar al alumno en primera fila. De hecho, estar demasiado cerca del foco de atención también reduce la visión global y periférica, que organiza nuestro espacio.
Además, en el caso de presentar problemas en el movimiento ocular, cuanto más cerca se está de la pizarra más amplitud se necesita para cubrir el tamaño de la pizarra y más difícil será para él extraer con rapidez la información que allí se presente.
Por otro lado, si el alumno presenta problemas de eficacia, ojo vago o incluso estrabismo, el hecho de estar sentado en extremos de la clase o posiciones en diagonal con la pizarra, puede hacer que se agraven sus problemas de alineamiento de los ojos. Por tanto, 45º sería el límite en el que un alumno debería sentarse en angulación a la pizarra.
En definitiva, en cuanto a la ubicación en clase, dependerá del problema visual por lo que no existe una posición estandarizada que sirva para todos los problemas visuales, sin embargo, una posición más cercana al foco de atención sin ser extrema en su proximidad ni en su diagonal sería aceptable.
Organización del cuaderno y los textos
La distancia cercana suele ser un problema en muchas condiciones visuales, ya que requiere no solo de un alineamiento correcto de los ojos y un enfoque adecuado, sino que también puede ser un problema el hecho de procesar toda la información de un pedazo de papel con cientos de letras y extraer fácilmente su información cuando existe un problema de aprendizaje a nivel visual.
Por tanto, se requiere de una organización adecuada en estos casos, donde los espacios en blanco van a ayudar a gestionar mejor como se enfrenta el alumno a las tareas en cerca.
Los párrafos deben estar bien separados entre sí, así como el interlineado entre frases de un mismo párrafo (mínimo 1.5), la distancia entre las palabras y letras ser suficientes para facilitar su lectura y comprensión. También el incluir márgenes adecuados y contrastes altos entre el folio y lo escrito.
En cuanto a la letra, lo ideal es que siempre sea el mismo tipo de fuente o grafía para evitar problemas en la interpretación por cambios en la forma y, por tanto, en los conceptos y que además ésta sea fácil de leer, evitando letras cursivas o tipografías extrañas. Este aspecto se trabajará detenidamente en las sesiones de terapia de cara a que en el futuro no sea un problema.
Por otro lado, resaltar las ideas importantes con colores también puede ser de ayuda, siempre que estos colores no generen conflicto con el contraste ni con la atención, pretendiendo que en cada hoja haya solo la información precisa y que se extraiga la idea principal con facilidad.
Se pueden incluir imágenes explicativas y gráficas sencillas para explicar algunas ideas complejas.
Exámenes y pruebas de nivel
Lo ideal en el examen, si se hace por escrito, es que contenga las pautas de espacio en blanco adecuadas, así como enunciados cortos que permitan la extracción sencilla de los datos de cara a la resolución de los ejercicios.
Permitir los exámenes orales durante el tratamiento visual o leer los enunciados en voz alta junto al alumno puede, en algunos casos, beneficiar al alumno y evaluar de igual modo si ha extraído la información de la lección.
Pero sobretodo, es el tiempo el factor condicionante en estos casos. La velocidad, no solo de procesamiento visual, sino de lectura o escritura en estos casos suele ser un problema, de modo que les sería de ayuda contar con más tiempo para la interpretación y resolución de las tareas.
Conclusiones sobre las pautas para adaptar el aula escolar ante un problema visual
Existen muchas formas de ayudar a los alumnos que sufren problemas visuales fuera y dentro del aula, pero más importante es el diagnóstico y posterior tratamiento de estas condiciones, sobretodo en edades de desarrollo.
De modo que es vital acudir al optometrista al menos una vez al año, presente problemas visuales o no, ya que sus capacidades podrían estar al límite y precisar algún refuerzo.
En Mejor Visión te ayudamos a dar tratamiento a tu condición visual, asesorándote de forma individualizada, todo mediante terapia visual, para que la visión no sea un obstáculo, sino tu mejor aliado en el aprendizaje.
Un comentario
Excelente artículo sobre este tema tan importante, como es que los profesores conozcan de fuentes fiables, qué hacer en la clase con niños que presenten problemas visuales. Descartar un problema de vista o de visión, así como de audición o de percepción auditiva son indispensables para no caer en diagnósticos errados. En ocasiones algunos niños son diagnosticados de TDA, tienen bajo rendimiento escolar y/o son calificados de «vagos», cuando en realidad lo que hay de base es un trastorno de los señalados.
Muchas gracias por sus valiosos aportes.
Gladys Veracoechea
Psicóloga infantil