Desde que empezó esta incómoda y alarmante situación relacionada con la aparición del COVID-19, hemos pasado por todo. Desde reclusión en nuestras casas durante los casi 100 días de confinamiento, hasta compartir nuestra vida ligados a una mascarilla tanto en interiores como en exteriores, y como no podía ser de otra forma, nuestra salud ha mermado y la visión no ha sido la excepción. Por lo que, en el post de hoy explicaremos cómo está afectando la pandemia a nuestra salud visual.
Cómo está afectando la pandemia a nuestra salud visual
La vida tal cual la conocíamos ha cambiado, y ajustarse a una nueva realidad, pasa factura. Personas que antes trabajaban en la oficina y les daban un respiro a sus ojos entre idas y venidas, ahora se acuestan y despiertan enchufados a las pantallas, sea móviles, ordenadores o televisores, ahora que el teletrabajo favorece este nuevo estilo de vida.
Otros en cambio están obligados a llevar la mascarilla mientras trabajan o disfrutan del ocio para evitar un posible contagio, y notan como su respiración no es la misma y el lagrimeo o el escozor de ojos han pasado a ser un lastre ineludible en esta nueva realidad. Todo ello son hechos que confirman cómo está afectando la pandemia a nuestra salud visual.
Pandemia, cansancio visual y miopía
La miopía ya era una pandemia antes del COVID-19, se extendía de forma creciente gracias a las nuevas conductas de la sociedad, que poco a poco se acostumbra a trabajar en una distancia más y más cercana, forzando la acomodación de nuestra visión cada día y los problemas visuales que antes eran soportables, durante la cuarentena muchos de nosotros hemos reparado en que algo no va bien en nuestros ojos.
El ser humano y su visión no han evolucionado para estar tanto tiempo usando nuestros ojos en distancias próximas y esto es lo que está creando la tendencia miope.
Además, estas distancias cortas son un condicionante para aquellos con problemas de eficacia visual como la insuficiencia de convergencia (dificultad para juntar y mantener los ojos centrados durante un tiempo prolongado) o la insuficiencia acomodativa (incapacidad de mantener un enfoque nítido y prolongado) y lo peor es que muchas personas padecen estas dificultades visuales y no lo saben, notan sus ojos cansados o doloridos inconscientes de que puedan tener alguno de estos problemas.
Los jóvenes y adultos cada vez pasan menos tiempo al aire libre y llevando nuestra visión a la relajación que proporciona la visión lejana, esto sumado al estrés de la vida diaria y a la necesidad de trabajar en cerca sea en la escuela o en el trabajo nos obligan a mantener siempre una distancia demasiado cercana.
Por otro lado, nuestra principal cadena de ocio está cada vez más supeditada al uso de móviles, tablet, consolas u ordenadores.
Tendencia Miope por el uso de pantallas y el confinamiento
Según un estudio de la fundación Visión y Vida titulado “Cómo ha afectado el confinamiento a nuestra salud visual” publicado el pasado 2020, declara que más del 50% de los niños españoles pasaron entre 4 y 8 horas delante de las pantallas y que el 20% lo estuvieron aún más de 8 horas. Evidentemente los adultos no se quedaron atrás en este sentido, pues el 77,2% de los españoles duplicó su tiempo ante pantallas y a pesar de que ahora pueda haber disminuido en cierta medida esta sobre exposición, muchos han adoptado esta nueva forma de vivir como algo normal.
Lo peor no es solo esta exposición y tendencia visual indebida, sino que muchas de esas personas no llevaban una correcta graduación de su visión, es más, según el mismo estudio, el resultado de las casi 2.000 primeras revisiones visuales después de la desescalada confirmó que cerca del 30% de estas visitas precisaron un cambio en su graduación. La población más afectada fue la franja de los 40 a 50 años de los cuales casi el 50% cambiaron su graduación, muchos de los cuales habían acelerado el proceso hacia la presbicia por culpa de estas malas conductas visuales.
Mascarilla y Lágrima
El uso de la mascarilla no solo nos ha afectado a la apariencia y al posible desarrollo de habilidades y expresiones faciales en los más pequeños, sino también ha evidenciado un sin fin de síntomas a nivel visual.
El aire exhalado por nuestra nariz y boca, en la gran mayoría de los casos y debido a como están confeccionadas las mascarillas, es expulsado de forma ascendente directamente hacia nuestros ojos, lo que ocasiona el empañamiento de los cristales para aquellos que usan gafas, una desecación paulatina en la población que usa lentillas y, por último, genera inestabilidad y sequedad lagrimal en todas aquellas personas que las usan.
A rasgos generales no tenemos en cuenta la importancia de la lágrima en lo que a la creación de la imagen retiniana se refiere. Pues bien, sólo gracias a la lágrima, la superficie ocular puede ser lo suficientemente regular para que se forme una imagen de calidad en la retina y ésta pueda ser correctamente enviada al cerebro para interpretarse, de modo que una lágrima pobre o inestable puede generar problemas graves de visión. Por lo que el uso continuado de la mascarilla no solo agrava en gran medida los síntomas en los pacientes que sufren de ojo seco, sino que produce picor y enrojecimiento de la superficie ocular en muchos casos.
Hacer frente a la nueva realidad
Finalmente, se deduce que, si un aumento repentino e inusual del uso de pantallas y tareas en la distancia más cercana es capaz de crear esta inestabilidad en la eficacia visual y tendencia hacia la miopía, solo durante el periodo de confinamiento, de qué no seremos capaces ahora que los más pequeños nacen con un aparato electrónico entre las manos y el hecho de que nuestras conductas siguen empeorando día a día.
Esto sumado al uso inevitable de mascarillas nos crea no solo inestabilidad, sino irritabilidad visual en lo que a la lagrima se refiere.
Desde Mejor Visión nos sentimos con la responsabilidad de cambiar este patrón para mejorar la salud visual de jóvenes y adultos, por lo que recomendamos no solo una revisión visual para asegurarnos de no estar forzando una visión al límite de sus posibilidades.
Además, en cuanto a los problemas acomodativos y de convergencia la solución está en la Terapia Visual que realizamos en nuestro Centro de Madrid, realizando ejercicios visuales para mejorar las capacidades de niños y adultos, enseñando a la persona a relajar su visión, utilizando mejor su sistema visual, además de prevenir el aumento de la miopía.
Normas de Higiene Visual
En los casos donde se produzcan inestabilidades en el enfoque también recomendamos además de la terapia visual algunas normas de higiene visual:
- Interrumpir la actividad visual prolongada en visión próxima, aproximadamente cada 20 minutos, levantando la cabeza y mirando de lejos o cambiando de postura.
- La distancia de lectura, no puede ser demasiado corta, la distancia ideal es aproximadamente desde el codo hasta la primera falange del dedo índice. Esto varía según la persona y la edad.
- Se debe situar la mesa de trabajo, a ser posible, delante de una ventana para poder mirar a lo lejos cada cierto tiempo y con un ángulo de inclinación de unos 20º.
- En cuanto a la TV se deben evitar brillos, nunca se debe ver con la luz apagada de la habitación, no se debe ver demasiado cerca, ni tumbado en el suelo.
- Por último, no olvidar las salidas al campo, a espacios libres o abiertos, tanto nosotros como nuestra vista debemos descansar.
Por tanto, no debemos olvidar el hecho de cómo está afectando la pandemia a nuestra salud visual, ya que, parece ser una realidad que va a convivir con nosotros mucho tiempo.